Con la cantidad de lugares encantadores, bonitos y agradables que tiene la provincia de Alicante, es difícil confeccionar la lista ideal de las mejores cosas que te puede ofrecer. Sin embargo, aquí dejamos algunas de las maravillas de Alicante.
Altea
Altea podemos decir, sin reparos, que es una de las principales joyas de la provincia de Alicante. Sus edificios encalados, resplandecientes ante la luz del sol que baña el Mediterráneo, restaurantes con comidas tanto venidas de fuera como tradicionales de la zona, un ambiente distendido y alegre que convierte cada paseo en una delicia, son algunos de los puntos fuertes de una localidad tan pequeña como adorable.
A pesar de que ya es una idea manida que Altea es una de las poblaciones con más encanto de la provincia, no podíamos pasarlo por alto en nuestro ranking de las maravillas que ofrece Alicante.
Guadalest
Situado en la Marina Baixa, rodeada por un valle que a su vez se ve atravesado por un río de nombre homónimo a la población, se encuentra la bella localidad de Guadalest, nombrada por la UNESCO patrimonio mundial.
De entre sus peculiaridades, destacan también su castillo (del que deriva uno de los gentilicios para sus habitantes, “castelludos/as”) y gran bagaje histórico, puesto que se trata de una población que ya existía desde la ocupación árabe de la península.
La Torre de les Maçanes
Otra localidad que cabe destacar si queremos hacer un itinerario fiel de los lugares más mágicos de la provincia, es, y por derecho propio, Torremanzanas o, en valenciano, La Torre de les Maçanes. Un pueblo pequeño y acogedor escondido bajo un espeso manto de pinos que te incita a perderte entre las faldas del monte y disfrutar del aire puro en plena naturaleza.
Principalmente en otoño, cuando comienza el frío y las hojas caen, esta localidad gana parte de su encanto, además de con las nevadas del invierno, tiñéndose de blanco y pudiendo disfrutar del siempre apacible ambiente rural de los pueblos de interior. Un lugar para el recogimiento y el relax.
Huerto del Cura en Elche
Otra de las pequeñas maravillas que esconde nuestra provincia es el famoso Huerto del Cura, situado en Elche. Si bien esta localidad tiene una gran cantidad de patrimonios destacados y una gran oferta tanto de cultura y ocio, os invitamos a dar un paseo por el pequeño pero encantador parque ilicitano.
En él, se pueden encontrar tanto animales exóticos, como algún que otro pavo real, con sus majestuosas colas de plumas, como una vegetación frondosa que abarca hasta donde la vista alcanza, pasando tanto por el puente de madera y el estanque, como hasta la emblemática Palmera Imperial, patrimonio de la humanidad.
Barrio de Santa Cruz en Alicante
Quién no se haya perdido por entre las casi oníricas callejuelas del barrio de Santa Cruz, definitivamente, no conoce Alicante. Escondido a las faldas del castillo Santa Bárbara, como si de una pequeña aldea se tratase, se encuentra el barrio de Santa Cruz. Como en el caso del paseo de la Vila y algún que otro pueblo pesquero, las casas inundan de color las estrechas calles del barrio, pintadas cada una de colores vivos y distintos.
Un barrio en el que la magia y cercanía se apoderan de ti con pequeñas muestras artísticas como poemas y un ambiente bohemio. Cualquier amante de la fotografía se puede volver loco con los juegos de luces y colores que ofrece este pequeño rincón de la capital. Perfecto para un paseo a dos con ganas de perderse y disfrutar del camino.
Dunas de Guardamar
Un pequeño pedazo de desierto en la provincia. Las dunas de Guardamar son una de las maravillas naturales que encierra la parte sur de la Comunidad, que además tiene tras de si una larga historia, ya que estas dunas existían ya en el siglo XVIII.
La zona ha sufrido una serie de modificaciones de la mano del los habitantes de la localidad. Para frenar el avance de las dunas, que ya habían amenazado la zona norte del pueblo y parte de la huerta, a principios del siglo pasado se repobló con pinos para sedimentar el terreno y frenar la expansión de las arenas hacia la población. Este pequeño micro-entorno es uno de los parajes más llamativos y una de las paradas imprescindibles dentro de la provincia.
Isla de Tabarca
El sol, el mar y el viento arreciendo desde todas direcciones con una suave brisa… Tabarca es una isla pequeña, alargada, algo llana y puntiaguda, como una brújula en alta mar a donde las gentes de Alicante van a perderse y encontrar así la esencia de nuestra región.
Una burbuja paradisíaca de gastronomía, calma y belleza natural; la intimidad y el recogimiento como idiosincrasia, el contraste entre novedad y la tradición por norma; el buen gusto como hábito. Simplemente una gota de esencia alicantina perdida en el mediterráneo.
Peñón de Ifach
Dicen las leyendas que el peñón nace de la batalla entre un genio bondadoso y uno maligno, y que, al huir el malvado hacia el mar, quedó petrificado, dando así pie al nacimiento del Peñón de Ifach. Se trata de un pequeño peñón de 45 hectáreas y 332 metros de altura que se encuentra justo frente a Calp. Actualmente se ha vuelto a abrir al público y se puede acceder a la zona bien preparado para lo que es una ruta de senderismo muy agradable.
Fonts de l’Algar
Les Fonts de l´Algar, situadas a tan sólo 15 km de Benidorm y a 3 km del centro urbano de Callosa d´en Sarrià, en dirección a Bolulla, constituyen un paraje natural con un elevado grado de conservación de la riqueza ecológica y dotado, a la vez, de servicios turísticos y de educación medioambiental.
La visita consiste en el recorrido por un circuito de 1,5 km de longitud a lo largo del cauce del río Algar (“cueva” en árabe) para ver el paisaje fruto del modelado kárstico de la roca caliza: las espectaculares cascadas; las numerosas fuentes manantiales que brotan de la roca; los “tolls” (remansos de agua) en donde se pueden tomar refrescantes baños de aguas puras y cristalinas, antiguamente consideradas como “fuente de salud”; la antigua presa, el imponente canal y las acequias centenarias todavía hoy en uso.
Torre de la Calahorra
La Torre de la Calahorra (Torre de la Calaforra, en valenciano) es una fortaleza de origen islámico concebida como torre de vigilancia dentro de su emplazamiento como parte de la muralla defensiva del periodo andalusí de Elche. Su vistoso interior ofrece a sus visitantes un mosaico de colores además de una importante representación del rastro árabe en Elche. Una más de las maravillas ocultas dentro de la ciudad ilicitana.
Artículo publicado primero en Información