Cascos históricos fascinantes, calles empedradas, castillos… El legado medieval de los pueblos amurallados de nuestro país se presenta como un atractivo al alza: son tesoros anclados en el pasado que sumergen al visitante en la historia. Destacamos diez de las mejor conservadas.
Granadilla (Cáceres)
Granadilla, antiguo señorío de Granada, es una antigua villa amurallada de origen feudal situada en el norte de Cáceres. Fundada por los musulmanes en el siglo IX, ejerció de baluarte estratégico de la zona al ser un paso obligado de la Vía de la Plata. Llegó a ser la capital de la comarca, conocida como Tierras de Granadilla, pero en los años 60 fue ocupada por el Estado y deshabitada al ser declarada “zona inundable” por la construcción del embalse de Gabriel y Galán. Actualmente permanece bajo esa catalogación de forma oficial, a pesar de que el pueblo nunca ha llegado a estar inundado, ni siquiera con el embalse lleno. En 1980 la villa fue declarada Conjunto Histórico-Artístico y, cuatro años después se incluyó en el Programa de Recuperación de Pueblos Abandonados, lo que ha facilitado distintas actividades de recuperación. Los granadillanos emigrados y sus descendientes se reúnen dos veces al año en el pueblo: en la Romería de la Virgen de Agosto y el Día de los Difuntos.
Castellar de la Frontera (Cádiz)
Erigida sobre un promontorio rocoso, su magnífico castillo domina toda la Bahía y el Peñón de Gibraltar. Sus orígenes se remontan a la Edad del Bronce (yacimientos de Cuevas del Cancho, los del Tajo y Abejera) pero adquirió su verdadera identidad con la conquista musulmana, cuando pasó a denominarse Al-Qars. En su interior conserva un marcado carácter medieval, con un sinuoso trazado de calles limpias y encaladas. Su fortaleza, construida entre los siglos XII y XV, mantiene un perfecto estado de conservación tras ser reformada. Además, dentro del castillo se halla uno de los pocos ejemplos que existen de núcleo habitado en el interior de una fortificación. También es considerada el pulmón verde de la comarca gracias al Parque Natural de los Alcornocales.
Frías (Burgos)
Enclave estratégico desde la época romana, aparece citada por primera vez en la segunda mitad del siglo IX como uno de tantos pueblos surgidos en los primeros momentos de la ocupación del Alto Ebro. Su nombre deriva deAguas Fridas, reducido a la segunda parte de esta denominación. Su auge se remonta a tiempos de Alfonso VIII, quien la escoge, repuebla con un fuero, la convierte en centro comercial, viario y defensivo. Mantiene una estructura urbana medieval que corona su imponente castillo de los Duques de Frías que corona el Cerro de la Muela. También impactan sus casas colgadas, edificaciones de planta baja y dos o tres alturas, algunas con bodega, que se apoyan unas en otras conformando las diferentes calles a dos alturas.
Alquézar (Huesca)
“El pueblo más bonito de Huesca”. En esta localidad que nació a la sombra de un castillo no se cortan a la hora de loar sus virtudes: La perla del Somontano es otro de los motes por al que es conocida. Declarada Conjunto Histórico-Artístico, debe su nombre a la edificación construida para defender el acceso a la Barbitania. Su caserío se extiende a los pies de esta fortificación de origen islámico, convertida en la colegiata de Santa María tras la Reconquista cristiana. Del siglo XI sobreviven algunos tramos de muralla, la torre albarrana, las ruinas de una torre cuadrangular y algún fragmento de la iglesia románica , integrado en el impresionante claustro del siglo XIV. Para disfrutar de una de las panorámicas más hermosas de la zona, hay que acudir al mirador Sonrisa del Viento.
Urueña (Valladolid)
Declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1975, cuenta con un conjunto amurallado del siglo XIII que es el mejor conservado de la provincia, ofreciendo al visitante el aspecto de una pequeña ciudad medieval. La muralla está unida, en el extremo sureste, al castillo, levantado en el siglo XI sobre una antigua plaza fuerte romana. Extramuros de la población, en el valle, se localiza la ermita románica de Nuestra Señora de la Anunciada. Desde muchos lugares de su casco urbano se pueden obtener grandes panorámicas de su territorio circundante, lo que la ha convertido en un privilegiado mirador del paisaje de la Tierra de Campos. El 1 de enero de 2014 se convirtió en uno de Los pueblos más bonitos de España y desde entonces el número de visitantes no ha parado de crecer.
Besalú (Girona)
Juego de Tronos, Westworld o El perfume son algunas de las producciones que han elegido esta joya medieval enclavada en la entrada de La Garrotxa. Centro de poder durante siglos, llegó a contar con moneda propia. Su famoso puente románico transporta al visitante directamente a la Edad Media, sensación que crece cuando se entra en la judería, con sus baños sagrados (micvé) en la que los vecinos purificaban sus cuerpos: las mujeres después de la menstruación y tras dar a luz y los hombres los viernes antes del shabbat. El baño, anexo a la sinagoga, fue descubierto de forma casual en 1964, cuando un vecino quiso perforar un pozo.
Daroca (Zaragoza)
Según algunos historiadores, su nacimiento se remonta a la aldea celtibérica Darek. Posteriormente, los romanos la llamaron Agiria, construyendo un fuerte castillo para defender la Vía Laminitana, que pasaba por el pueblo y conectaba Zaragoza con Valencia. La primera mención documental de la ciudad data del año 837, como una importante ciudad de Al-Andalus. Los árabes le pusieron el nombre de Calat-Darawca y así se denominó durante 400 años, hasta que Alfonso I de Aragón la conquistó en 1120. En el siglo XII, Ramón Berenguer IV le otorgó los privilegios que la convirtieron en la capital de la Comunidad de Daroca. Fue declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1931 y sus callejuelas aún reflejan un esplendoroso pasado, cruce de caminos y frontera entre reinos y regiones, con esencia árabe, judía y cristiana. Su más de cuatro kilómetros de murallas es uno de sus grandes atractivos, como lo son también sus iglesias: a inicios del siglo XII tenía diez parroquias, de las que siete aún permanecen en pie.
El Burgo de Osma (Soria)
Esta localidad es uno de los uno de los más nutridos legados culturales de Soria. La Ciudad de Osma es el núcleo histórico altomedieval, mientras que El Burgo de Osma es la villa aledaña, declarada Villa de Interés Turístico en 1962 y Conjunto Histórico-Artístico en 1993. La muralla encierra el núcleo medieval burgense. Fue levantada por el obispo Montoya en 1458 considerando la situación por la que atravesaba Castilla en la época de Enrique IV, al no considerar suficiente defensa para la villa la fortaleza de Osma. Su construcción facilitó la labor de cobro de impuestos sobre productos que entraban a la población y fue protagonista de actos protocolarios con fuerte carga simbólica, como la entrada de los obispos que llegaban a El Burgo a tomar posesión. Destaca también su calle Mayor, el Hospital de San Agustín del siglo XVIII y, sobre todo, su Catedral de Santa María de la Asunción, con toques románicos, góticos, barrocos y neoclásicos.
Buitrago de Lozoya (Madrid)
Las referencias históricas más antiguas respecto a Buitrago datan del siglo I antes de Cristo (sería la Licabrum conquistada por Cayo Flaminio, según Tito Livio), pero no hay ningún vestigio material que lo avale. Tampoco hay vestigios medievales anteriores a la Reconquista y por lo tanto de la presencia musulmana anterior al siglo XI. Pero de esa época data su muralla, cuyo buen grado de conversación ha hecho que la ciudad sea conocida como La muralla de Madrid. Situada sobre un promontorio a orillas del río Lozoya, a los pies de Somosierra y a 75 kilómetros de Madrid, Buitrago es perfecta para transportarse al pasado siglos atrás gracias a sus torreones, fosos, el Castillo de los Mendoza, la Iglesia de Santa María del Castillo, la Torre del Reloj o el Museo Picasso, en la plaza del mismo nombre junto al Ayuntamiento.
Ciudad Rodrigo (Salamanca)
El primer asentamiento humano en la zona data de la Edad de Bronce. El área fue dominio de los vetones hacia el siglo VI antes de Cristo, del que sobrevive el verraco de piedra situado en el exterior de su Parador Nacional. De la época romana se conservan las tres columnas de un templo, adoptadas desde la Edad Media como emblema heráldico de la ciudad. Su ubicación, toda una encrucijada con Salamanca al Suroeste, Cáceres al Sur y la frontera con Portugal al Oeste, la convirtieron en un punto neurálgico para la guerra. Invadida y reconstruida en numerosas ocasiones, no sería repoblada definitivamente hasta 1161 por Fernando II de León, como baluarte contra el enemigo musulmán, así como contra el naciente reino portugués. La guerra y la destrucción se mantuvo presente en los siglos posteriores, con la Secesión de Portugal o la Guerra de la Independencia: tras un cruento asedio de varios meses fue conquistada por el ejército de Napoleón, para posteriormente ser liberada por Lord Wellington. Pero su afán por preservar el pasado le permitió ser declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1944. Sus murallas, la Catedral de Santa María, el Castillo de Enrique II, la Capilla de Cerralbo y el Palacio de la Marquesa de Cártago son de visita obligada.
Fuente: El Mundo