Aeropuerto de Lanzarote. Cualquier día de julio o agosto. Una larga cola de turistas, sobre todo nacionales, espera frente a las ventanillas de la decena de compañías de coches de alquiler (Avis, Goldcar, Europcar, Hertz, Topcar, Autoreisen, Cicar…) que alberga el aeródromo. Tras un viaje de más de dos horas sin quitarse la mascarilla, acaban de pasar otra larga espera en los puestos de comprobación de la prueba PCR o de antígenos que exigen las autoridades en la isla y están deseosos de alquilar un coche, llegar pronto al hotel y soltar las maletas. “Solo clientes con reserva previa, solo clientes con reservas”, repite en varios idiomas el empleado de una de las firmas de rent a car mientras se pasea entre las filas de los demandantes. “No nos quedan coches, lo siento”, explica el empleado.
Esa es la realidad. Desde el pasado julio no hay un solo coche de alquiler libre en Lanzarote. Solo los viajeros previsores que hicieron su reserva por internet con mucha antelación o algún afortunado que caza un vehículo libre por una cancelación de última hora pueden alquilar un coche este verano en la isla. La situación se repite en todo Canarias y lo mismo sucede en Baleares. La causa de este desabastecimiento general es, cómo no, la pandemia, que obligó a las compañías a vender gran parte de su flota ante la caída en picado de la actividad y ahora no pueden reponerla al mismo ritmo que la llegada de turistas. Y los pocos que hay son mucho más caros.
La facturación en el mercado nacional de las empresas de alquiler de coches cayó un 73% en 2020, hasta los 480 millones, frente al récord de 2019, en el que se superaron los 1.800 millones. Las previsiones son más halagüeñas para 2021, pero apenas se alcanzará entre el 40% y el 50% de la facturación de hace dos años y no se espera recuperar los niveles prepandemia hasta 2023, según la Federación Nacional de Alquiler de Vehículos con y sin Conductor (Feneval), la patronal del sector. Antes de la pandemia, el parque de coches de alquiler en España se estimaba en 818.000 vehículos y, ahora circulan en torno a 600.000, según Feneval, tras recuperar las compañías parte de la flota vendida.
“Se gastan el dinero en esos vídeos para que volvamos los turistas y luego no nos podemos mover del hotel. Menos mal que tenemos la playa enfrente”, se queja un cliente del Hotel Fariones, en el municipio de Puerto del Carmen. El turista hace referencia a la campaña La vuelta al mundo en 8 islas lanzada este verano por la Consejería de Turismo de Canarias, que a través de YouTube y las redes sociales invita a los visitantes a no conformarse con el turismo de sol y la playa y recorrer los rincones más exóticos de la región.
La situación general del sector es preocupante, pero la de las islas puede calificarse de alarmante por su dependencia del turismo, sobre todo del internacional, acostumbrado a moverse en un coche de alquiler para sus desplazamientos. En un verano normal, en Baleares se mueven en torno a los 110.000 vehículos de alquiler, y en este verano no llegan a 60.000, según Aevab, una de las dos asociaciones que agrupa a las empresas de rent a car de la comunidad.
En Canarias, de los 82.000 vehículos que se estima que había antes de la pandemia, se llegó en el pico de la crisis, en marzo pasado, a tener solo en torno a 22.000 coches, niveles de 1985, según las cifras de la Asociación de Empresas Canarias de Alquiler de Vehículos (Aecav). Con la vacunación masiva y el aumento de la movilidad han vuelto los turistas y las empresas han hecho un esfuerzo por reponer las flotas, bien mediante la compra de vehículos o bien, en el caso de las multinacionales, trayendo vehículos de otros países de Europa. Pero el ritmo de reposición no es suficiente para compensar la creciente demanda. Es el caso de Cicar, la empresa canaria líder del sector en las islas. Antes de la pandemia tenía 15.000 vehículos y ya ha logrado reponer hasta 14.000, gracias a varios acuerdos exclusivos con marcas como Peugeot, Volvo y Fiat, que le han permitido incorporar 3.000 unidades en los últimos meses, según señala un portavoz del grupo.
El sector ha vivido como pocos una crisis en la que todos los elementos se han puesto en contra de una rápida recuperación. Con el confinamiento tuvieron que deshacerse a toda prisa de gran parte de su flota a precios bajos, inundando el mercado de segunda mano. Un coche no suele durar más de un año en la flota. Solo unos cuantos vehículos permanecen en la reserva. El resto se compra en abril y se vende en octubre, los que en la jerga del sector se conocen como “coches de verano”. Pero en el estío de 2020, cuando se vislumbraba la remontada, llegaron la tercera y sucesivas olas de contagios y las empresas no se atrevieron a encargar sus pedidos.
“En nuestro sector se ha producido una tormenta perfecta. Cuando estalló la pandemia, las compañías tuvieron que vender coches para sobrevivir y los fabricantes de coches también planificaron una producción menor porque no tenían expectativas de venderlos. Ahora, cuando las compañías quieren recuperar flota, se encuentran que las líneas de créditos son mucho más caras que en 2019 porque, obviamente, ha crecido el riesgo. Y aunque dispongan del dinero tampoco pueden comprar coches porque la crisis de los semiconductores está retrasando la fabricación de automóviles. Y luego hay otras trabas, como la ley balear que obliga a comprar a los rent a car un 4% de coches eléctricos, que son mucho más caros, y que los turistas no quieren porque no hay puntos de recarga suficientes”, explica Juan Luis Barahona, presidente de Feneval.
Las matriculaciones de empresas de alquiler en 2020 cayeron un 54,6% hasta las 96.101 (prácticamente todas realizadas en el primer trimestre, antes de la pandemia), frente al crecimiento del 3,5% de las matriculaciones de particulares, según cifras de Anfac. El sector es muy cíclico y debe ajustar muy bien los costes para ser rentable. Además del precio del vehículo, mantener un coche parado les supone un gasto de 250 euros al mes.
De esta forma, la escasez ha derivado en un aumento de precios. En los casos de Baleares y Canarias, las tarifas se han triplicado en las semanas de más demanda, como la última de agosto. Según Bloomberg, los precios de las reservas de vehículos subieron un 229% en Ibiza en la primera semana de junio y un 193% en Mallorca. La situación no ha mejorado desde entonces. Alquilar un coche en Ibiza con cobertura total por daños la semana del 15 al 22 de agosto no baja de 110 euros al día, cuando en marzo se podía conseguir por menos de 40 euros, según el comparador de precios Kayak.
“No puede ser que el alquiler te cueste más que el hotel. Y si viajas a una isla necesitas un coche tanto como un alojamiento. Teníamos planeado hacer muchas excursiones después de tanto encierro. La playa del Papagayo, Timanfaya, los Jameos…, pero no podemos pagar 80 euros por un taxi cada día. Es un fastidio y da muy mala imagen para el turismo”, dice Chiara, una madre italiana que ha alquilado un apartamento una semana en agosto junto a su familia en la urbanización Loma Verde de Puerto del Carmen por 450 euros, y a quien le pedían 980 euros por un coche en una agencia local de alquiler. “Y encima nos lo vendían como un favor con la excusa de que no hay coches en toda la isla”, aclara.
Además, la incertidumbre sigue siendo máxima pese al aumento de la demanda, porque el sector depende de decisiones tan ajenas a su negocio y tan imprevisibles como que se levanten las restricciones de las autoridades del Reino Unido para los ciudadanos que viajan a España. Si la llegada de británicos y, en general, del turismo nórdico se desboca, la carencia de vehículos puede convertirse en el gran quebradero de cabeza para la recuperación turística y económica de Canarias y Baleares en la campaña de invierno.
“Dependemos de muchos factores, pero el principal ahora es que los fabricantes consigan los semiconductores para activar la producción. Si eso se arregla, la normalización puede llegar en un plazo de entre seis meses y un año. Por eso, el sector necesita ayudas. Hemos demandado que se nos rebaje el IVA, que para todo el sector turístico es del 10%, pero del 21% para el rent a car. Nuestra actividad va dirigida en un 85% al turismo. En 2019, atendimos a 17 millones de turistas. Les damos el servicio de la última milla, por eso el rent a car es fundamental para la recuperación”, asegura Barahona.
El único consuelo para los dos archipiélagos españoles es que otros destinos turísticos insulares, como Sicilia o las islas griegas, sufren el mismo problema. En Hawái incluso se ha convertido en un clamor del sector turístico contra las autoridades, porque ven peligrar sus puestos de trabajo por la anulación de miles de reservas de turistas que se niegan a pagar hasta 700 dólares al día por un coche de alquiler.
Fuente: El País
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