Ávila, Toledo y Segovia son tres destinos a una hora de Madrid que conservan el sabor de la Castilla medieval, una gastronomía atractiva y ofrecen la posibilidad de retroceder en el tiempo para conocer como fue esa regióm en sus tiempos de esplendor. Así nos lo cuenta nuestro colaborador en Madrid.
Hoy en día todos los viajeros de América aterrizan en Madrid, capital de España. Pero la ciudad solo fue capital desde 1561. Anteriormente la capital se encontraba allá donde estuviesen los monarcas. Y de hecho muchas ciudades capitales fue más grandes, más pobladas y más importantes que Madrid.
Alguna de estas antiguas sedes de gobierno, sin embargo, quedaron congeladas en el tiempo cuando Madrid se convirtió en el centro del país. Hoy, gracias a la red de autopistas y trenes de alta velocidad, se pueden visitar en el día para cualquier viajero que pernocte en la capital. Unas excursiones muy interesantes para quien ya conoce Madrid o para quien desee conocer como era la castilla medieval de iglesias, murallas y tradiciones. En medio de una pandemia, es imperativo consultar la actualidad de las tarifas y de los permisos para visitantes.
A menos de 90 minutos en autobús o coche de Madrid, la pequeña capital castellana hogar de nacimiento de Santa Teresa de Ávila.
La ciudad, que fue la primera de España en ser declarada por la UNESCO como patrimonio de la humanidad en 1985, cuenta con sus murallas medievales totalmente conservadas, que cuentan con un museo sobre la historia de las mismas.
La basílica de de San Vicente, situada extramuros, muestra del románico castellano del siglo XII y es un punto de visita obligado para el viajero, al igual que la catedral que construida a principios del siglo XIII se considera el primer gótico español. Pero el patrimonio religioso de esta ciudad de menos de 100.000 habitantes es inagotable. La foto típica ha de tomarse desde “los cuatro postes”, un punto en las afueras de la ciudad, desde donde se tienen las mejores vistas panoramicas.
La tarjeta “Visita Avila” tiene un coste de 15 euros por persona o 29 para toda una familia, ofrece acceso gratuito a casi todos lo monumentos. Todos los sábados se ofrecen recorridos guiados, por la mañana y por la tarde, con guías acreditados por 5 a 7 euros saliendo de la oficina de turismo.
Por supuesto, ninguna visita a Avila queda completa sin degustar el Chuletón de Ávila, el plato más destacado de la ciudad. La oficina de turismo ofrece un menú para dos personas por 35 euros que es válido en más de una docena de los mejores restaurantes de la ciudad.
https://www.avilaturismo.com/es/
A tan solo 30 minutos con el tren de alta velocidad de Madrid, Segovia cuenta con monumentos como la catedral de Nuestra Señora de la Asunción, el Monasterio de Santa María de la Real o el palacio real de El Alcázar (en la foto), además de las casas solariegas del siglo XV, de la plaza de Medina del Campo o la antigua Sinagoga Judía y, por supuesto, las Murallas.
Pero es el acueducto romano (en la p0rtada), un prodigio de la ingeniería de 14 km que funcionó durante casi 1.800 años y que 20 siglos después permanece espléndidamente en pie, conformando la imagen más típica de la ciudad.
Segovia fue lugar de convivencia entre judíos, musulmanes y cristianos, al menos hasta 1492. Aunque parte de su muro defensivo se mantiene en pie, cuentan los segovianos que la célebre muralla perimetral de la ciudad no debió soportar los fragores de la guerra nunca.
En la visita por sus calles, el visitante puede palpar las huellas de la cultura musulmana: los motivos geométricos en los frentes, los escudos, los patios interiores y sus columnas. Habrá sido por su tradición pacífica o por la belleza de la región tan rica en agua, con sus dos ríos y el verdor -en oposición a otras zonas de la meseta- que los reyes de Castilla eligieron en muchas ocasiones a Segovia como lugar de descanso, y los comerciantes como una plaza para los negocios.
Las resonancias históricas aguardan a cada paso. En su plaza Mayor se recuerda que fue allí en donde Isabel la Católica fue proclamada reina de Castilla el 13 de diciembre de 1474, muy cerca del sitio en el que luego se construiría la Catedral, una obra que demandó dos siglos en ser concluida y a la que José Ortega y Gasset describió así: “A la mano siniestra, allá lejos, navega, entre trigos amarillos, la catedral de Segovia, como un enorme transatlántico místico que anula con su corpulencia el resto del caserío”.
Inspiradora de cineastas y escritores, de la seducción de Segovia dieron prueba personajes del mundo cultural. Gente como Samuel Bronston, David Lean, Milos Forman, Joshua Logan, Orson Welles o Carlos Saura, que la eligió como escenario de alguna de sus películas. Entre otros escritores, puede recordarse a Pío Baroja, Ramón Gómez de la Serna o Azorín.
No es por eso extraño, que la ciudad alberge en El Monasterio de Santa Cruz de la Real -levantado por los Reyes Católicos sobre otro anterior del siglo XII- la sede de IE Universidad una de las diez escuelas de negocios y universidades más importantes del mundo, según Financial Times.
Pero no se puede hablar de cultura no se puede dejar de hablar de la comida. Vale por eso tener en cuenta que uno de los platos emblemáticos de la ciudad, surgido cerca del 1880 cuando la economía ya no resplandecía tras las murallas. Se trata del cochinillo al horno (en la foto), tan tierno que es partido con el filo de un plato ante la vista de los comensales. ¿Dónde saborearlo? Sin duda, en Casa Cándido, desde cuyas ventanas casi se puede tocar el acueducto.
https://www.turismodesegovia.com/
Fue capital de castillas, y una de las ciudades más importantes de la península en el siglo XV. Considerada por muchos como una Segunda Roma, Toledo no deja de ser una ciudad única.
Hace pocos años celebró el aniversario del pintor el Greco, que en sus cuadros reflejó la ciudad y su entorno, lo que llevó a millones de turistas a esta ciudad. Por eso la visita es aun más recomendable al estar menos repleta de viajeros.
Las tres culturas de las tres religiones “monoteístas” -la musulmana, la hebrea y la cristiana- dejaron su huella en esta peñascosa pesadumbre y cuna de civilizaciones -como decía Cervantes- abrazada el Tajo, testigo de la impronta de todos los pueblos de la Península Ibérica.
Hay varias empresas que organizan excursiones de día, con visita guiada y comida, desde los principales hoteles de Madrid por precios de entre 50 y 75 euros según el servicio.
Sin embargo, otra opción es llegar a la ciudad en tren de alta velocidad, en 20 minutos desde la estación de Atocha, y al llegar conocer la ciudad utilizando el autobús turístico de la ciudad que permite subir y bajar en el mismo, por 9 euros, durante todo el día (http://www.toledocitytour.es/Servicio.htm). Las paradas incluyen puntos como el Mirador del Valle, Los cigarrales o el Puente de San Martín.
Desde estos puntos se puede llegar caminando, en pocos minutos a los principales monumentos de esta ciudad ubicada en una peña como la mezquita del cristo de la luz, la catedral o el Alcazar de Toledo.
Los visitantes no debe dejar de probar los platos locales como sopas de ajo o gazpacho, una sopa fría cocinada con agua, aceite, vinagre, tomates y pepino, excelente en días de calor. O el postre más famoso de la ciudad, el mazapán, típico de navidades pero que aquí se consume todo el año. Las espadas y cuchillo de la ciudad, asó como sus filigranas, son también un souvenir muy típico.
https://www.toledo-turismo.com/
Fuente: El País
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